miércoles, febrero 03, 2010

The teacher

Nadie sabe cómo, pero hoy los astros se han alineado y ninguno de mis compañeros puede venir a clase, así que soy la única. Sola. Con él. J.. Llevo el vestido negro, creo que me queda bien. Un compañero me ha visto pasar y me ha dicho que vengo muy elegante, lo que en vocabulario masculino quiere decir que vengo mona, porque desconocen qué es eso de la elegancia. Así que supongo que J. estará encantado de que sea hoy su única alumna, aprovechará para hacerme todos esos comentarios personales que no puede hacerme cuando hay más gente delante, y se dará cuenta de que un rollito spanish le vendría fenomenal en su vida errante. Y yo aprenderé mucho inglés, ya tengo pensado cómo. Lo contaría pero luego tendría que mataros a todos. No sé por qué dice la psicóloga que idealizo la realidad. Me avisan de que viene. Me voy a lavar los dientes para estar preparada cuando me bese.

lunes, febrero 01, 2010

Historias de lo que pudo ser y no fue. El Místico

Periquita tenía un novio y el novio un amigo. Partían hacia un lejano país y antes de eso quedamos a ver una obra de teatro. No me gustó. La obra, digo. Luego cañitas. El amigo del novio de Periquita me cuenta lo emocionado que está con el viaje. Que no es la mejor época de su vida, no tiene trabajo. Pero que confía en encontrarlo a la vuelta porque la vida por sí misma te provee, preocuparse es una pérdida de tiempo y de energía. Me pareció, tres cañas mediante, que era estupendo disfrutar de la vida ante esa situación en vez de angustiarse por algo que necesariamente se arregla con el tiempo. Le cuento esto mismo. Sonríe complacido.

Un mes después el novio de Periquita y su amigo regresan del país lejano. Lo celebramos con una cena en mi casa. Porque Periquita no es muy cocinera y porque a mí me apetecía que viniesen y contasen su viaje. Vinieron cargados de fotos, vídeos y aventuras. Fue divertido, contaron. All fun, no problems. Ningún problema de convivencia. Y si habían surgido, pues los habían hablado, con el corazón con la mano, claro, y se habían resuelto. La meditación y la sinceridad son armas infalibles. Toda una lección de vida.

Periquita y su novio se van. El amigo del novio de Periquita amaga pero no termina de irse. Se pone incluso el abrigo. El dintel de la puerta se convierte en un muro infranqueable. Cierra la puerta. Se sienta en el sofá. Le pongo una copa, otra para mí.

Ohmmmmm.

Pasan dos días y se va. A otra ciudad. Hablamos por teléfono. Mucho. Desproporcionadamente en función de la noche. Me cuenta cosas. De él, de la luna, de las estrellas, del universo, de la energía que tiene que fluir. De cómo superarse uno mismo. Cómo ser luz en la vida de los demás. Cómo.

Vuelve a mi ciudad. Anuncia su llegada pero no llama. Llamo yo (error). Viene a verme. Se queda. Siento que la energía está en un atasco de salida de Madrid en Semana Santa. Intento desviarme por una secundaria, pero no encuentro los atajos. Se lo digo, no lo entiende, me contesta cosas raras. Otros dos días después, renqueante, la visita llegó a su destino. Se llevó en su mochila, de regalo, sin saberlo, una oración japonesa. Ware soku kami nari.

Al día siguiente le sorprende el regalo en su mochila. Y a mí que mi móvil sólo recibiese un mensaje cobarde.